La Corte Chamarrera es una de las más importantes y una de las que posee más “luz” del panteón de la Reina María Lionza en el Macizo de Nirgua, estado Yaracuy. Se encuentra integrada por espíritus de personas que fueron “curiosas” (curanderas) en vida y, además, tuvieron poderes especiales para sanar y un dominio de las plantas medicinales. Paradójicamente, ha sido poco investigada por las ciencias sociales venezolanas.
Si bien los espíritus varían según cada zona, las comunidades estudiadas de Yaracuy ubican en la Corte Chamarrera los espíritus de Don Nicanor Ochoa, oriundo del estado Carabobo, pero vivió en Nirgua; de Don Toribio Montañés, de Santa Bárbara de Agua Blanca, estado Portuguesa; y de María Francisca Duarte, quien fue partera y es conocida como Mama Pancha o el Ánima de Taguapire, quien nació en Santa María de Ipire, en el estado Guárico. Cada uno/a tiene su morada en el lugar de origen, su leyenda y unos poderes especiales particulares.
Morada de Don Nicanor Ochoa en Nirgua. Foto: AMG.
Nirgua posee una historia específica, ya que limita con los estados Cojedes, Carabobo y Lara, además de ser fronteriza con varios municipios de la parte baja de Yaracuy (Veroes, San Felipe, Independencia, Trinidad, Sucre, Bruzual, Urachiche y Páez). En algún tiempo de la historia, perteneció a Carabobo y, por hallarse muy cerca ambos poblados, “la gente viaja mucho para allá. Tenemos esa influencia de Carabobo, o Carabobo tiene la influencia de Nirgua, no sabemos, porque Nirgua es más vieja”, refirió el conuquero Máximo Beltrán, oriundo de Nirgua.
En el Cementerio Municipal de Nirgua se encuentran las moradas de Don Nicanor Ochoa; Don Apolinar “Nuestro Taita” Campos, compadre de Don Nicanor; Don Juan del Tabaco (Juan Bautista), quien ayuda a desarrollar los poderes especiales en el ritual del tabaco; Remigia Narváez; Don Pedro Guédez; y María Mota.
Morada de Don Apolinar Campos en Nirgua, al fondo la Montaña de Sorte. Foto: AMG.
Morada de Don Juan de los Tabacos en Nirgua. Foto: AMG.
Tumba de Remigia Narváez en Nirgua. Foto: AMG.
En el fondo de este camposanto, se observaba el picacho de la Montaña de Sorte durante nuestra visita realizada en septiembre del 2024. Y desde allí Beltrán comenzó a narrar la historia del negro Miguel de Buría. “Mandaron a pedir más esclavos para las minas de Buría. Ahí en ese grupo venía Miguel de Buría, el que se alzó después y formó su reinado”, relató. Beltrán indicó que no está precisado si el palenque del Negro Miguel estuvo en Quibayo, porque solo tiene relatos de la historia oral.
“Él estuvo en toda esa zona del río Buría, porque Campo Amor (donde él tiene su parcela, a dos horas de Nirgua) está arriba del Cerro María Lionza, estamos por detrás y, por encima, se ubica Quibayo, Chivacoa ahí. Toda esa zona era jirajara y por todo eso andaba Miguel”. El palenque debió estar en un sitio que no lo atacaran los españoles, concluyó, “y después se fue a refugiar. Pero por la misma historiografía popular, hay gente que dice: Mire, en tal parte hay una cueva. Hay que ir, pero con gente conocedora para poder hacer el estudio”, explicó.
En Nirgua hay un cerro que llaman el Cerro San Miguel, agregó, y la gente de la zona le afirma que ahí vivía un rey Miguel. “¿Un rey de dónde?”, les preguntaba, y le respondían: “Es que en aquellos años los reyes vivían en el campo. ¿No será que el rey Miguel anduvo por ahí?, digo yo”, se interrogó Beltrán.
Según el relato mítico que se ha recreado en una obra de teatro musical, fue a la esposa de Miguel, Neomar, a quien se le apareció la serpiente telúrica, La Doña, y le enseñó las técnicas del espiritismo, explicó el etnólogo Domingo Briceño. María Lionza no es la diosa, concluyó, sino la hechicera que despierta la diosa. La diosa no tenía forma humana en ese tiempo.
En la Corte Chamarrera se encuentran, además, otros espíritus de otras partes de Yaracuy. Nombraremos a dos encontrados en el trabajo de campo hecho en el Macizo de Nirgua.
En Guama se encuentra la capilla de otro espíritu importante: Faustino Parra, quien nació en el caserío Las Pavas en plena guerra federal y, en las montoneras del caudillismo del siglo XIX, lideró una partida de doce bandoleros para practicar el abigeato en las inmediaciones de Guama y, al compartir el botín con la gente de los campos, se hizo famoso como benefactor de los desvalidos. Fue asesinado en 1904, se convirtio en leyenda popular y entró al panteón de María Lionza.
En el Cementerio Municipal de Chivacoa, está la morada de otro espíritu sanador: Don Lino Valles, quien en vida fue un “curioso” muy buscado para curar. Es nombrado como “El Profe” o “El Profesor”. Se formó en la práctica del espiritismo de María Lionza con Rosa Soteldo en la Montaña de Sorte y es considerado el devoto servidor de la Reina, el pionero del culto de María Lionza, su apóstol. (Texto: Annel Mejías Guiza/AMG).
Morada de Don Lino Valles. Foto: AMG.